Los torneos depoker online, aunque son muy divertidos, también son muy complejos. No es fácil tomar decisiones, dado que nuestra vida en el torneo está en juego desde la primera mano, y tenemos que ser conscientes de las implicaciones potenciales cada vez que ponemos fichas en el bote. Esto es aún más evidente en las últimas fases, cuando las ciegas (y las antes) han aumentado hasta tal nivel que -en relación con nuestro stack- puede resultar bastante costoso retirarse órbita tras órbita.
Este artículo introduce el tema de la llamada Relación M, que es una forma de evaluar la “salud” de una pila en términos del coste total de sobrevivir a las órbitas si sólo pagamos las Ciegas y las Antes obligatorias.
Determinamos el ratio M dividiendo el tamaño de nuestra pila por el coste total de las Ciegas y las Antes de una órbita. Por ejemplo, si estamos en una mesa de 9 jugadores con una pila de 2.400, con las ciegas a 50/100 y un Ante de 10, el coste de retirarse en cada mano durante una órbita es de 240, que son 150 (en ciegas) + 90 (en Antes). Por lo tanto, nuestro ratio M es 10, lo que significa que nuestra pila de 2400 sería suficiente para sobrevivir 10 órbitas. Ten en cuenta que esto es suponiendo que las Ciegas/Antes permanezcan igual durante todo ese tiempo, lo que no suele ser el caso, por lo que la relación M de hecho sigue disminuyendo, y tenemos aún menos “tiempo” para jugar…
Guía de la relación M
Ahora que sabemos qué es la relación M, ¿cómo puede ayudarnos esta guía numérica en constante cambio a medida que avanzamos más y más en un torneo? Veamos cómo podríamos jugar en función del nivel de M:
M = 20+
Cuando nuestro coeficiente M es superior a 20, tenemos suficiente flexibilidad para adoptar prácticamente cualquier enfoque. Esto es muy útil, porque significa que podemos tener un amplio abanico de manos iniciales, ser agresivos cuando se presenten esas oportunidades e intentar jugadas especulativas -y potencialmente muy gratificantes-, y al mismo tiempo permitirnos el lujo de dar un paso atrás y esperar el momento oportuno. Además, un ratio M alto significa que podemos soportar una pérdida ocasional y seguir teniendo un stack perfectamente viable con el que continuar.
M = 10-20
Dependiendo de en qué extremo de esta escala se encuentre nuestra relación M, tendremos que ser más selectivos y prudentes en nuestras elecciones. Nuestro abanico no puede ser tan amplio como el anterior, y esas jugadas más complicadas y especulativas tienden a dejar de estar justificadas ahora que hay menos material con el que trabajar.
M = 6-10
Aunque no hay necesidad de dejarse llevar por el pánico (¡nunca debería haber necesidad de dejarse llevar por el pánico!), esta situación requiere el máximo cuidado, ya que no podemos permitirnos desperdiciar ni una sola ficha y, al mismo tiempo, la voluntad de coger el toro por los cuernos y apostar todo cuando las circunstancias dicten una jugada proactiva. En lugar de hacer limping e igualar las subidas -lo que costaría suficientes fichas como para comprometer todo nuestro stack-, deberíamos jugar con nuestras propias condiciones y ser los primeros en instigar la agresión, añadiendo así fold-equity a nuestra causa.
Doblar debería ser el objetivo y, mientras tanto, deberíamos intentar evitar caer en la siguiente categoría de ratio M…
M = 1-6
En los torneos de póquer, no es raro que nos encontremos, por diversas razones (perder un lanzamiento de moneda all-in, demasiada pasividad, mal juego…), con un stack minúsculo e inviable que, literalmente, nos va a dejar con fichas apenas suficientes para retirarnos durante unas cuantas órbitas. Un escenario común es estar en una situación así muy cerca de los premios, intentando aferrarse a la vida para ganar dinero. Si nos fijamos en el número de jugadores que se encuentran en la misma situación, calculamos nuestro coeficiente M y decidimos que podemos llegar a rascar, entonces es una opción. Sin embargo, este planteamiento negativo tiende a ser contraproducente y, dado que el premio al que aspiramos puede no ser nada especial, y que hemos conseguido llegar hasta aquí, hay razones para arriesgarnos cuando surja una buena oportunidad de doblar. El dicho de “una ficha y una silla” es un mantra del póquer por una razón, ya que no está fuera de lo posible doblar con una posición fuerte contra un jugador aleatorio que se juega una parte de sus fichas, y conseguir la misma hazaña un par de veces más para, de repente, estar en posesión de una pila considerable que, a su vez, puede ser el trampolín hacia el éxito. Evidentemente, cuando la proporción M es tan baja que nos vemos obligados a empujar o doblar, siempre existe la posibilidad de que nos eliminen, independientemente de las manos premium que nos repartan. Pero eso forma parte del juego, y es imperativo que no nos dejemos llevar por el miedo a que nuestro torneo termine hasta el punto de que tengamos miedo de poner las fichas que nos quedan en el centro: es mucho mejor ser pragmático y aceptar que este torneo puede no ir como deseamos, y estar preparado para ir a por todas. Nadie ha ganado nunca un torneo retirándose…
¡Diviértete!