Navegar por las escaleras de color de una carta puede ser ligeramente atractivo pero potencialmente problemático, especialmente para los jugadores inexpertos. A menudo, nos encontramos con una mano inicial como K♦ Q♠, y al ver un Flop como A♦ 8♦ 3♦, determinar cómo proceder puede no estar claro. El incentivo para continuar se vuelve difícil de ignorar cuando observamos que se muestran tres cartas de color con una en nuestra mano. Por el contrario, este escenario ya permite posibles escaleras de color, lo que supone una señal de alarma inmediata.
A menudo, esta situación tienta a los jugadores a comprometerse a pedir cartas de forma injustificada e incorrecta. Consideremos un ejemplo en el que estamos en el Botón con A♦ Q♠ y subimos la apuesta antes del flop. Tras recibir calls de ambas ciegas, el flop revela K♦ 6♦ 2♦. Después de pasarla y hacer una apuesta de continuación, la ciega pequeña responde con una subida y la ciega grande se retira, lo que nos coloca en una situación difícil. Un instinto frecuente entre muchos jugadores puede ser pedir unas cuantas fichas más, viendo que estamos sentados sobre la escalera de color y, por tanto, ante la oportunidad de asegurarnos un bote importante.
Puede ser un movimiento correcto o un error, pero estas decisiones vitales no deben tomarse sin tener en cuenta factores esenciales como las probabilidades del bote y las probabilidades implícitas. Si no has incorporado estos aspectos a tu pensamiento estratégico, es aconsejable explorarlos e integrarlos. Por ejemplo, al considerar las pot odds, un error habitual consiste en utilizar la regla 4/2, creyendo que tener aproximadamente un 36% de equidad (9 outs x 4) es seguro siempre que supere la equidad requerida debido a las pot odds -quizás un 25% en una situación dada-. Sin embargo, este análisis es erróneo, ya que supone ver las dos cartas siguientes gratis y no tiene en cuenta las apuestas potenciales (posiblemente insostenibles) en el Turn. Es imprescindible reconocer que ésta no es la última ronda de apuestas y que, en caso de otra apuesta en el Turn, en realidad sólo veremos una carta. Por lo tanto, en lugar de multiplicar nuestras outs por 4, deberíamos calcular 9 x 2, lo que nos llevaría a una equidad de aproximadamente el 18%, lo que hace que igualar este check-raise parezca totalmente injustificado.
En cuanto a las probabilidades implícitas, incluso con una escalera de color superior en la que el Flop muestre dos cartas del palo correspondiente y tengamos las otras dos, cobrar cuando la escalera de color salga puede ser todo un reto. En este caso, las posibles escaleras de color ya están presentes en el tablero, y si a nuestro oponente le falta el As fundamental (o incluso el Rey), la aparición de un cuarto diamante seguramente hará saltar las alarmas. Si tienen una escalera propia, es poco probable que arriesguen mucho, mientras que un set resulta cada vez menos atractivo con cuatro cartas de escalera visibles. Por lo tanto, a pesar de lo atractiva que pueda parecer esta escalera de una sola carta, hay más indicadores que sugieren conservar nuestras fichas que invertir más. No obstante, si sospechamos que nuestro oponente va de farol en el Flop, y podría persistir si aparece un cuarto diamante, teniendo en cuenta las probabilidades implícitas, hay motivos para quedarse. Lo mismo se aplica si a los jugadores les cuesta abandonar una mano.
Conclusión de la escalera de color de una carta
En conclusión, el escenario descrito ilustra que, normalmente, igualar puede no ser la jugada óptima. Hay que tener en cuenta muchas consideraciones, y además de retirarse, también existe la opción de apostar 3 veces. Aunque no es una ciencia exacta, en general, las escaleras de color de una carta suelen causar más problemas de los que resuelven.
¡Mucha suerte en las mesas!